Según un informe
reciente de la ONU sobre biodiversidad, el planeta está
experimentando la sexta extinción masiva de especies, siendo
la primera causada por la humanidad. Este informes solo
confirma que el antropoceno es, en definitiva, la era en que
la naturaleza llega rápidamente a su destrucción por la
avaricia y ceguera del capital y su nulo interés por la
vida.
Esta ceguera impide la conciencia de la finitud de los
recursos naturales, de la interrelación vital de todos los
seres y las geografías, empuja al consumo exacerbado de
bienes en su mayoría prescindibles y provoca violencias
incontables contra el planeta y contra la humanidad misma.
Sin embargo, nada existe sin su contraparte y a toda
oscuridad se contrapone luz. Las teas surgen a lo largo del
planeta y muchas de ellas provienen del arte. Es el caso del
proyecto de largo aliento emprendido por Jeannette
Betancourt, que ahora cierra su segundo ciclo como miembro
del SNCA con esta generosa propuesta en la que une distintas
luces que reflexionan y proponen, directamente sobre la
tierra y sus seres, maneras diversas de percibir, señalar,
abrir huecos para la conciencia.
Al ser recipiente de esta oportunidad brindada por la
artista, mi propuesta se da a través de la mirada. No la
nuestra solamente, sino la que de manera sutil nos devuelve
la misma naturaleza. Una mirada que, desde los árboles del
bosque, nos hablará calladamente esperando una respuesta. De
nos depende.
Rancho La Compañía,
Cuadrilla de Dolores, Estado de México, 2019.05.18 |
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Fotografías
de:
Guillermina
Olmedo
Jeannette
Betancourt
Berta
Kolteniuk
Darina Toledo
Perla Krauze
Elizabeth Ross
Parte de
Reencuentros, circuito de intervenciones
en el marco de la presentación de la obra Disolución,
de Jeannette Betancourt. |
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